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  • Finalmente Me Atrevo

    Desde hace un tiempo ya había querido comenzar un blog para poder liberarme de algunos pensamientos que ocupan mi mente. He intentado, por lo menos, unas cuatro veces pero siempre gana la voz de mi cabeza que teme someternos a la humillación y al rechazo. Gana mi miedo, mi inseguridad. Con el paso de los años me he dado cuenta del impacto tan profundo que ha tenido el miedo en mi vida: desde evitar que pruebe cosas nuevas hasta impedirme concretar proyectos que muy bien pudieron haber cambiado mi destino. Mi inseguridad ha construido una jaula de cartón a mi alrededor donde la comodidad es ley y lo atrevido es rechazado. Siempre justifiqué mis miedos y mis inseguridades echándole la culpa a causas externas como mi ambiente o a carencias materiales cuando, en realidad, era mi propia mente la que entorpecía mi proceso de desarrollo y de crecimiento No fue del todo difícil darme cuenta de que mi mayor obstáculo eran mis propios pensamientos que servían de alimento para mi miedo. Tampoco lo fue el darle nombre o identificarlo como "Síndrome del Impostor". Lo difícil fue, y es, callar esas voces, esos pensamientos. ¿Cómo le hago para dejar de sentir miedo, para dejar de tener ideas derrotistas? Lo primero que se me hizo lógico intentar fue practicar afirmaciones positivas para tratar de motivarme a hacer las cosas, pero pronto aprendí que las afirmaciones, sin verdadera intención, son sólo palabras vacías. Yo no me creía lo que me estaba diciendo, por eso no sirvieron de mucho. Adoptar pensamientos positivos no fue la solución para cambiar mis ideas negativas. Encontrar la raíz de mis inseguridades tampoco ha sido de mucha ayuda. Entonces, ¿ahora qué hago? Mi tío siempre ha sido ante mis ojos una persona centrada y llena de sabiduría, por lo que le he buscado mucho con esperanzas de aprender sobre él. Tan grande ha sido mi admiración hacia él que terminé viviendo en su casa. A lo largo de este año y medio que he vivido con mi tío he aprendido una infinidad de cosas que me han llevado a la conclusión de que, a mis 22 años, no sé nada de la vida. Una de las lecciones más importantes que me ha enseñado mi tío es que los miedos no se vencen con buenos pensaientos o afirmaciones, sino con acciones. Enfrentándolos. Hacer las cosas con miedo, pero atreverse de todas maneras. "Atrévete. Busca el error. Ahí está el verdadero aprendizaje." La primera vez que me dijo estas palabras me congelé. Con tan sólo imaginarme cometiendo errores o haciendo cosas que en mi cabeza parecen humillantes mi miedo tomó el control de mi cuerpo. ¿Yo fallando? Nunca. Inimaginable. No. Tenía que evitar el fracaso a toda costa. No obstante, yo ya había fracasado al no querer atreverme a hacer algo nuevo que pudiera resultarme incómodo. La escritura siempre ha sido para mí algo especial y algo muy personal. Durante muchos años fue la única manera que tenía de expresar mis emociones y de aclarar mi mente. Escribía historias, poemas, ensayos... Incluso traté de comenzar un libro. Pero no pensé que fuera lo suficientemente buena, así que lo dejé y no volví a escribir por un rato. Hasta ahora. Finalmente me convencí a mí misma de que no va a haber manera de progresar con mis proyectos, con mis sueños, con mi vida si no hago por lo menos un intento por atreverme. Nada va a suceder desde mi pequeña jaula de cartón- cómoda y segura. Si quiero ser exitosa en algo, en lo que sea, tengo que aprender a lidiar con el estrés y con la incomodidad que implica el hacer algo nuevo. Por eso, hoy finalmente me atrevo a dar un paso real hacia mis sueños.

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